Las ONG critican que el Consejo de Seguridad Nuclear haya primado los intereses de la industria nuclear y obviado los graves problemas técnicos de Garoña
Amigos de la Tierra, WWF, Greenpeace, Ecologistas en Acción y SEO/BirdLife han reclamado al Gobierno socialista que sea coherente con su compromiso de abandonar la energía nuclear y tome la decisión de cerrar de forma inmediata y definitiva la central de Garoña, cuyo permiso de explotación vence el próximo 5 de julio.
“Pedimos al Gobierno socialista y a su presidente que sean coherentes con sus compromisos, que ordene sin más demora el cierre inmediato y definitivo de la central nuclear de Garoña y no ceda a las presiones del lobby nuclear y de Nuclenor, que sólo busca satisfacer sus intereses económicos explotando una central nuclear obsoleta y peligrosa (pero sobradamente amortizada), sin importarles poner con ello en riesgo la salud de la población y el medio ambiente y obstaculizar la implantación de un sistema energético 100% renovable”, han manifestado los responsables de estas organizaciones en la rueda de prensa mantenida hoy en Madrid.
El pasado 12 de mayo, durante el Debate del Estado de la Nación en el Congreso de los Diputados, cuando fue preguntado en concreto sobre si iba a ordenar el cierre de la central nuclear de Garoña al vencimiento de su permiso de explotación, el presidente del Gobierno respondió que esperaría a que el CSN emitiera su informe antes de tomar una decisión sobre el cierre de Garoña pero que su decisión sería coherente con sus convicciones y sus compromisos. Ese momento ha llegado, tras la emisión el pasado viernes 5 de junio de la propuesta de dictamen del CSN, que no es vinculante para el Gobierno.
Como era de esperar y era un secreto a voces desde hace meses entre el lobby nuclear, el CSN dado su carácter pronuclear ha aceptado conceder la prórroga pedida por Nuclenor. A pesar de que la central de Garoña ha incumplido varios de los requisitos que el CSN previamente les había exigido para prorrogarle la licencia: la substitución del cableado eléctrico y solventar los reiterados problemas de la ventilación de emergencia de la contención. Además, el CSN ha minimizado el grave estado de agrietamiento múltiple por corrosión que afecta a elementos de la vasija del reactor y otros elementos del circuito primario, con un nivel de afectación que no tiene parangón con ninguna otra central del mismo tipo en Estados Unidos u otros países.
Este hecho evidencia que la decisión del CSN sobre Garoña era una decisión política (de apoyo a la industria nuclear) y no técnica, ya que el CSN ha ignorado sus propias exigencias técnicas. Las ONG critican la falta de rigor e independencia de este organismo, que viene demostrando desde hace tiempo su claro sesgo a favor de los intereses de la industria nuclear.
Actualmente se dan las condiciones para que el Gobierno que preside Zapatero sea coherente y cumplan su compromiso electoral sobre la energía nuclear y proceda al cierre definitivo de Garoña el 5 de julio de 2009, cuando ésta finaliza su permiso de explotación.
En primer lugar, sin la central nuclear de Garoña el suministro eléctrico seguirá estando totalmente garantizado. Un dato que lo demuestra es que en 2008 intercambios internacionales de electricidad de España se saldaron con la exportación de una cantidad equivalente a tres veces la producción eléctrica de Garoña. Así lo han reconocido el Secretario de Medio Ambiente de la Ejecutiva Federal del PSOE, Hugo Morán, y la Fundación Ideas (el think-tank del PSOE) que ha recomendado al Gobierno que no se renueve el permiso de explotación de Garoña, en el marco de un plan de cierre progresivo de las centrales nucleares.
En efecto, la contribución energética de la central nuclear de Garoña es escasa (el 1,2% del total, en 2007) y está sobradamente compensada por la aportación de las energías renovables (éstas aportaron en 2007 un 23% del total de la electricidad generada). Simplemente el incremento de la producción de electricidad renovable en 2007 con respecto al 2006 supuso casi el doble de la aportación anual de Garoña.
Existe además un amplio consenso social a favor de su cierre. Numerosas organizaciones sociales, ecologistas, sindicales, vecinales y políticas reclaman desde hace años el cierre de Garoña, petición hecha también desde instituciones como el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Álava, entre otras.
Tampoco hay obstáculos económicos para su cierre, pues esta central está ya más que amortizada desde hace años. Su cierre no implicaría ninguna subida del precio de la luz, a pesar de las mentiras e intoxicaciones sin fundamento que al respecto se han lanzado desde el lobby nuclear.
Además su funcionamiento es peligroso. Conocida como la "central de las mil y una grietas", su vida útil está ya más que agotada, como demuestran los graves problemas de agrietamiento por corrosión que afectan a diversos componentes de la vasija del reactor y del resto del circuito primario. Es más, la central de Garoña ha incumplido varios de los requisitos que el CSN previamente les había exigido para prorrogarle la licencia: la substitución del cableado eléctrico y solventar los reiterados problemas de la ventilación de emergencia de la contención.
Amigos de la Tierra, WWF, Greenpeace, Ecologistas en Acción y SEO/BirdLife han reclamado al Gobierno socialista que sea coherente con su compromiso de abandonar la energía nuclear y tome la decisión de cerrar de forma inmediata y definitiva la central de Garoña, cuyo permiso de explotación vence el próximo 5 de julio.
“Pedimos al Gobierno socialista y a su presidente que sean coherentes con sus compromisos, que ordene sin más demora el cierre inmediato y definitivo de la central nuclear de Garoña y no ceda a las presiones del lobby nuclear y de Nuclenor, que sólo busca satisfacer sus intereses económicos explotando una central nuclear obsoleta y peligrosa (pero sobradamente amortizada), sin importarles poner con ello en riesgo la salud de la población y el medio ambiente y obstaculizar la implantación de un sistema energético 100% renovable”, han manifestado los responsables de estas organizaciones en la rueda de prensa mantenida hoy en Madrid.
El pasado 12 de mayo, durante el Debate del Estado de la Nación en el Congreso de los Diputados, cuando fue preguntado en concreto sobre si iba a ordenar el cierre de la central nuclear de Garoña al vencimiento de su permiso de explotación, el presidente del Gobierno respondió que esperaría a que el CSN emitiera su informe antes de tomar una decisión sobre el cierre de Garoña pero que su decisión sería coherente con sus convicciones y sus compromisos. Ese momento ha llegado, tras la emisión el pasado viernes 5 de junio de la propuesta de dictamen del CSN, que no es vinculante para el Gobierno.
Como era de esperar y era un secreto a voces desde hace meses entre el lobby nuclear, el CSN dado su carácter pronuclear ha aceptado conceder la prórroga pedida por Nuclenor. A pesar de que la central de Garoña ha incumplido varios de los requisitos que el CSN previamente les había exigido para prorrogarle la licencia: la substitución del cableado eléctrico y solventar los reiterados problemas de la ventilación de emergencia de la contención. Además, el CSN ha minimizado el grave estado de agrietamiento múltiple por corrosión que afecta a elementos de la vasija del reactor y otros elementos del circuito primario, con un nivel de afectación que no tiene parangón con ninguna otra central del mismo tipo en Estados Unidos u otros países.
Este hecho evidencia que la decisión del CSN sobre Garoña era una decisión política (de apoyo a la industria nuclear) y no técnica, ya que el CSN ha ignorado sus propias exigencias técnicas. Las ONG critican la falta de rigor e independencia de este organismo, que viene demostrando desde hace tiempo su claro sesgo a favor de los intereses de la industria nuclear.
Actualmente se dan las condiciones para que el Gobierno que preside Zapatero sea coherente y cumplan su compromiso electoral sobre la energía nuclear y proceda al cierre definitivo de Garoña el 5 de julio de 2009, cuando ésta finaliza su permiso de explotación.
En primer lugar, sin la central nuclear de Garoña el suministro eléctrico seguirá estando totalmente garantizado. Un dato que lo demuestra es que en 2008 intercambios internacionales de electricidad de España se saldaron con la exportación de una cantidad equivalente a tres veces la producción eléctrica de Garoña. Así lo han reconocido el Secretario de Medio Ambiente de la Ejecutiva Federal del PSOE, Hugo Morán, y la Fundación Ideas (el think-tank del PSOE) que ha recomendado al Gobierno que no se renueve el permiso de explotación de Garoña, en el marco de un plan de cierre progresivo de las centrales nucleares.
En efecto, la contribución energética de la central nuclear de Garoña es escasa (el 1,2% del total, en 2007) y está sobradamente compensada por la aportación de las energías renovables (éstas aportaron en 2007 un 23% del total de la electricidad generada). Simplemente el incremento de la producción de electricidad renovable en 2007 con respecto al 2006 supuso casi el doble de la aportación anual de Garoña.
Existe además un amplio consenso social a favor de su cierre. Numerosas organizaciones sociales, ecologistas, sindicales, vecinales y políticas reclaman desde hace años el cierre de Garoña, petición hecha también desde instituciones como el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Álava, entre otras.
Tampoco hay obstáculos económicos para su cierre, pues esta central está ya más que amortizada desde hace años. Su cierre no implicaría ninguna subida del precio de la luz, a pesar de las mentiras e intoxicaciones sin fundamento que al respecto se han lanzado desde el lobby nuclear.
Además su funcionamiento es peligroso. Conocida como la "central de las mil y una grietas", su vida útil está ya más que agotada, como demuestran los graves problemas de agrietamiento por corrosión que afectan a diversos componentes de la vasija del reactor y del resto del circuito primario. Es más, la central de Garoña ha incumplido varios de los requisitos que el CSN previamente les había exigido para prorrogarle la licencia: la substitución del cableado eléctrico y solventar los reiterados problemas de la ventilación de emergencia de la contención.